XXI ENCUENTRO

ENCUENTRO XXI (desde 2009) de la Tertulia LA PRIMERA SOCIEDAD GLOBAL DE
AMIGOS DEL PAÍS, I presencial tras la pandemia global que tantas cosas ha cambiado,
hasta a nosotros mismos.

Contamos con la creatividad “HIPFLASK”. Mientras haya regulación, aunque sea un algoritmo auto editable con IA, si hay “curva humana”, hay
esperanza. Qué sea para bien. Por todos nuestros muertos, por todos los muertos por Covid. In Memoriam.

“…frasco de cadera o “hipflask”, un envase chiquito,
fabricado según la curva humana, para el contrabando de la
bebida al por menor, y que también se llama linterna de
bolsillo, o sea elemento para la borrachera personal”
(Singladuras, Concha Espina)

“¿Cómo reiniciar el mundo?”. No es cualquier pregunta. Es el título de un libro de un
amigo nuestro (Ángel Díaz Miguel) (actualmente, blog Curios), que una vez me presentó. Mark

Stevenson, un divulgador curioso, a lo Punset, con menos años e inglés.

Los autores Thomas Hale y David Held hablan de “gridlock”. Es un embotellamiento de la
gobernanza de los asuntos globales (energía, seguridad, clima, armamento, finanzas…). Implica
la incapacidad de los países de cooperar a través de instituciones internacionales para afrontar
problemas relativos con políticas públicas que superan sus fronteras. Es, al mismo, la
incapacidad de los países de llegar a nuevos acuerdos, así como las disfuncionalidades en las
instituciones, y apuntaría, además, que en otros procesos de tipo global.

En definitiva, el mundo, y más tras la pandemia, se observa como un lugar interconectado,
interdependiente, acaso más pequeño, pero al menos desde occidente, no tenemos tanta
confianza en el futuro como teníamos antes, y lo que es peor, es posible que se esté perdiendo la
motivación, la esperanza, la propia palabra de futuro, entre grandes partes de población.
Entonces, se está perdiendo el propósito de las personas. ¿Qué decir de la confianza digital? La
confianza, según Putman, argamasa del capital social de toda sociedad, pienso que también de la
nueva sociedad global.

Tal vez, a medida que ese propósito de las personas va desapareciendo de su propio radar,
surgen elementos que van directamente a reconfigurar las motivaciones y propósitos de las
personas mediante las nuevas tecnologías, que no solo ayudan al hombre en su vida en la tierra,
sino que pueden cambiar la perspectiva o la mentalidad de este, hasta el punto de interferir en el
propósito de cada persona en este mundo. ¿Para qué estamos aquí? ¿Por qué trabajo? Preguntas
pertinentes, y constitutivas de nuestro ser persona, que diría Mounier.

El pasado domingo, me hablaron de un profesor, que posiblemente hastiado de la vida en una
gran ciudad, y dada su condición de bilingüe en inglés y español, había decidido cambiar de
aires e irse a una isla lejana a enseñar inglés, total,… No se lo que puede pasar por la cabeza de
una persona que, joven, da ese paso tan importante. Pero se que antes se daba por sobrevivir,
por espíritu aventurero y ahora, sucede, que se da el paso, muchas veces, sobre todo, porque se
puede hacer, es posible, y entonces se hace. El hombre como medida de todas las cosas, en su
plena autodeterminación. Acaso, la gran pregunta pueda ser “no la de que podemos hacer sino la
de qué queremos, y sobre todo, qué debemos hacer (ABC, Tercera, 11 de mayo de 2022,
Federico de Montalvo”), y en esto, dónde queda la tecnología de IA, el machine learning, el big
data,…

Hete aquí que la tecnología, si bien pudiera tener un papel muy relevante, porque nos ayudaría a
encontrar el propósito, tal vez partiendo de nuestros gustos, sin embargo, en la actualidad, más
que coadyuvar, parece que puede llegar a sustituirnos, …si le dejamos, por supuesto, quedando
el hombre menos “autodetermiando” (si es que esto es posible, dada nuestra condición de seres
sociales). El capitalismo cognitivo…

La persona, sola ante la decisión, para algunos, ya no sería tan persona porque aun pudiendo
escoger, decidir esto o lo otro….tal vez, un algoritmo habría influido sobre él. Un algoritmo
podría cumplir esta función, sustituir a la persona, y se pensará que incluso actuar más
eficientemente. Tal vez exagero…pero surge la tecnología de lo digital como un demiurgo que
todo lo puede y todo lo conoce de nosotros, pero, ¿acaso es deseable que, como sucedería con
unos padres, estos conozcan todo de sus hijos, y no pongan estos en juego, en algún momento,
su libertad? (no solo de elección, pese a que esta es la nueva concepción de libertad).
Volviendo al joven profesor, nunca dejará de estar un poco en España, aunque esté lejos, y
tendrá en las redes y la tecnología un gran aliado para preparar sus clases y seguir (algo) en
España. Lo que puedo afirmar, es que cuando un algoritmo le aconsejara la marcha al Pacífico,
en ese momento, la Humanidad entera estaría perdida.

Entonces, tenemos un mundo aparentemente más manejable, más de bolsillo, pero no es claro
que esa capa de homogeneidad global, sea suficiente para conformar una verdadera sociedad
global, pues parece más bien algo abstracta y desconectada de lo que comúnmente hemos
llamado echar raíces.

Hasta que ese profesor no eche raíces, emborrachándose, en malasaio o tagalo, o de un beso a
una mujer preciosa, o se enamore de una gran obra de arte producida por la cultura a la que
llega, o entienda el doble sentido de un chiste o se conmueva con una canción local, no habrá
echado raíces, y la globalización será más bien como el mar de los sargazos, en medio del mar
Océano, pero no el verdadero mar.

Gustavo Bueno hablaba de la globalización como ideología, bajo cuya cubertura no existiría
jamás el caos. “Mito confortable”, nos advertía. Lo que es claro, es que la globalización digital
genera una gran cantidad de datos, y que no somos las personas una amalgama de datos
personales, estando en juego, en la regulación que se haga de estos datos – ¿por quién?-, de la
gobernanza de la globalización, la pervivencia de nuestro sistema de derechos y libertades…y la
concepción de la persona. Y que somos mucho más que nuestra capacidad de escoger, pues
escogemos porque somos mucho más.

Y en eso estamos, en medio de problemas de cooperación en múltiples ámbitos, de “gridlocks”,
en las finanzas, la salud pública, el desarme, o la actividad minera y extractiva, o el cambio
climático, o la energía… Surge en este ámbito, o por esto mismo, un descontento en occidente,
junto con una percepción aun no anulada, ni “algoritmizada”, de poseer como ciudadanos, un
derecho a desear, que vuelve a surgir de las cenizas del idealismo del Mayo del 68 de la
Sorbona de París (esta noche se cumplen 54 años).

Es manifiesto este deseo, y este descontento. Entonces, sucede que estamos insatisfechos, no
hay confianza, surgen miedos, y las oportunidades se ven con resignación, a la defensiva, y si
hacemos algo heroico, como cruzar el globo entero para dar clases, es más una huida que una
conquista. Incluso la defensa heroica de Ucrania es un absoluto acaso ideológico, cuando la
alternativa pudiera llegar a ser el mal mayor, de la III guerra mundial. Difícil umbral, al que se
refería en ElPaís Habermas este domingo 8 de mayo.

Y en esto, la democracia, se ve afectada, porque ella no es algo lejano, ni abstracto, sino la
propia dignidad humana en marcha, concebida en términos políticos.

El hombre ahora es concebido como dato, como pedazo de materia prima digital, y la religión
del dataismo (Harari, Homo Deus, “el valor de todo viene determinado por su contribución en
términos de procesamiento de datos”) que todo lo mide, y todo lo cree saber (Harari, Byung Chul Han),

emerge como gran templo, con sus nuevos cibersacerdotes, profetas dice José María Lassalle, de diversos dioses (el dios Facebook, el dios Amazon, el dios Twitter,…..) que son los dioses del cotilleo, del consumo, de la información….con sus césares (Musk, Gates y cía…).
El hombre dato es como el hombre sin alma, desposeído no ya de su prole o del derecho a
tenerla, sino de su privacidad. El estado sucumbe, porque emergen nuevos actores en la
globalización, casi todos privados, casi todas empresas, casi todos con un ánimo de superar al
viejo estado, que para muchos es aun fuente de sentido, de identidad y de logros sociales en el
caso del estado del bienestar, como aprovechan los extremos políticos hoy día. Incluso en
China, el estado totalitario y nacionalista, limita y controla a las compañías chinas tecnológicas.
En este orden emergente, no existe en cambio un Necker (ministro de Luis XVI) capaz de
convocar los Estados Generales ante una grave crisis, aunque fuera para pedir más dinero. Y no
existe un Necker, porque sencillamente, no existen unos Estados Generales que convocar en el
globo, si se me permite este pobre silogismo.

No existiendo una canalización de las reformas necesarias, como bien apunta nuestro invitado
en su obra Ciberleviatán, a través de la norma, queda por descubrir el papel que nos espera en
cyberia (el ciberespacio regulado).

Es fundamental adentrarnos y sumergirnos de nuevo en la ética, en el humanismo digital del que
nuestro otro invitado, Leonardo Cervera, es adalid.

No es de extrañar en el caso de José María (en tu caso Leonardo, dada tu condición de servidor
público, no entraré a elucubrar), que sea un liberal el que advierta de la necesidad de regular y
ordenar lo que está pasando en el mundo ciber. Y de volver a la corporeidad. En mi caso,
practicando karate.

No es de extrañar porque ese sentido de pertenencia innato en el ser humano es totalmente
manipulado por muchas plataformas tecnológicas, hasta un punto ciertamente monopolístico,
que viene a ser lo totalitario, en el mercado. Aviso a navegantes de Hanna Arendt.

El liberalismo es la lucha permanente por la emancipación de la “letre de cachet” del Antiguo
Régimen, de lo arbitrario, el destierro de la esclavitud del hombre, del estado, sí, pero también
de un Dios aterrador a lomos de una religión que fue no menos inquietante, y ahora, solo unos
ojos liberales son capaces de detectar nuevas biblias, nuevas religiones, nuevos sacerdotes, o
nuevos dictadores, nuevos manifiestos o nuevos totalitarismos o acaso, una nueva Sumer, con
un templo distribuidor del cereal o de la paga de subsistencia, o renta básica universal.

Verdaderamente, el precio de la libertad es la eterna vigilancia. Y PARA REINICIAR EL
MUNDO, iniciemos esta conversación, y si os hace, podéis pensar en el manifiesto para unos
procesos globales.

¡A disfrutar de la buena compañía, la buena comida, el buen vino de Rioja y, claro está, de la
conversación!

Y, como dicen en el tebeo del Príncipe Valiente, “luchad con bravura, cantar alegremente y
reíd cuando muráis, pues moriremos como hemos vivido, alegres y libres” (palabras del noble
Camoran a sus hombres, ante el fiero Atila, en el asedio de Andelkrag).
¡GRACIAS!

BIO INVITADOS
José María Lassalle Ruiz (Santander, Cantabria, 23 de octubre de 1966) es consultor, escritor,
profesor universitario y expolítico español del Partido Popular. Ha desarrollado su trayectoria
académica en varias universidades públicas y privadas españolas. Es Director del Foro de
Humanismo Tecnológico de ESADE y profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad
Pontificia de Comillas (ICADE). De 2016 hasta junio de 2018 asumió la secretaría de Estado
de la Sociedad de la Información y Agenda Digital y anteriormente fue Secretario de Estado de
Cultura entre 2011 y 2016 en ambos casos en los gobiernos de Mariano Rajoy. Es autor de
numerosos ensayos y publicaciones académicas sobre pensamiento político y filosofía
anglosajona. Es consultor privado y analista. Escribe en El País y La Vanguardia. También es
colaborador de Las mañanas de RNE y Hoy por Hoy de la Ser.

Leonardo Cervera Navas es el Director de la Oficina del Supervisor Europeo de Protección de
Datos (EDPS), la Autoridad de Protección de Datos de la Unión Europea.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Málaga y Máster en Derecho Europeo por la
Universidad de Granada (España). Fue becario en la Universidad de Duke en Carolina del
Norte (EE.UU.) como parte del Programa de Becas de la UE de la Comisión Europea. También
posee un diploma de posgrado en gestión de recursos humanos de la Universidad de Kingston
(Reino Unido). Es Miembro de la Academia de Ciencias de Málaga (corresponsal en Bruselas).
Leonardo se unió a la Comisión Europea en 1999 y desde entonces ha estado trabajando en el
campo de la Protección de Datos en las instituciones de la UE. En 2010 se incorporó al SEPD
como Jefe de la Unidad de Recursos Humanos, Presupuesto y Administración y fue nombrado
Director en 2018. Como Jefe de la Secretaría, es miembro del Consejo de Administración del
SEPD, responsable de asesorar sobre datos derecho y política de protección, y tiene a su cargo
la coordinación e implementación de las estrategias y políticas de la institución.

Entrevista a Ann Cavoukian: «Se pueden encontrar caminos para maridar salud pública y privacidad».

«Se pueden encontrar caminos para maridar salud pública y privacidad»

La Dra. Ann Cavoukian es reconocida como una de las principales expertas en privacidad del mundo. La Dra. Cavoukian sirvió durante tres mandatos como Comisionada de Información y Privacidad de Ontario, Canadá. En aquel tiempo creó el concepto de Privacidad desde el Diseño (Privacy by Design), un marco que busca integrar proactivamente la privacidad en las especificaciones de diseño de las tecnologías de la información, la infraestructura de redes y las prácticas comerciales, logrando así la mayor protección posible. En la actualidad, es la directora ejecutiva del Centro Global de Privacidad y Seguridad por Diseño. También es profesora en la Universidad de Ryerson y en la Universidad Estatal de Arizona. Además, es autora de dos libros, “The Privacy Payoff: How Successful Businesses Build Customer Trust” con Tyler Hamilton, y “Who Knows: Safeguarding Your Privacy in a Networked World” con Don Tapscott. Ha recibido numerosos premios en reconocimiento de su liderazgo en materia de privacidad, entre ellos el de ser nombrada como una de las 25 mujeres más influyentes de Canadá. (entrevista realizada también para www.paginasdigital.es).

¿Qué es privacidad para Ann Cauvakian? ¿Está la libertad amenazada de algún modo en nuestra sociedad digitalizada?

Permítame que le cuente una historia personal y familiar. El origen de mi familia es armenio. Mis abuelos lograron escapar del genocidio armenio por muy poco en 1915. Mi abuelo estaba en prisión. Con mi abuela tuvo tres hijos. Mi padre tenía tres años en ese momento y mi abuelo, para salvar a mi familia, dado que dibujaba muy bien y era un artista, pintó un dibujo realmente hermoso. Mi abuela me contó la historia de que mi abuelo siempre le hacía llevar papel de pergamino y carbón. Era un artista. Una noche, gracias a que se fijó en el rostro de los generales turcos, y dado que realmente le encantaba preguntar a quienquiera que fuera, y que tenía una vela y muy buena memoria, que por cierto es la fortaleza de toda sociedad, pasó la noche dibujando el rostro de uno de esos generales. A la mañana siguiente, logró con mucho esfuerzo que uno de los soldados le diera el retrato a aquel general, con los saludos de mi abuelo, pero ¿quién querría mirar aquel dibujo? Pensó que iban a morir asesinados aquel día, pero apareció un soldado a caballo a una velocidad vertiginosa, que había sido enviado por el general del retrato, pues éste quería saber quién lo habría retratado tan bien en aquel papel de pergamino, a carboncillo. Ese gesto significó la libertad para mi familia. De lo contrario, hoy yo no estaría aquí.

Las historias asociadas con la libertad para las personas que somos armenias, como yo, son muy importantes. Mi abuela me dijo, dado que yo era especialmente “devota” de la privacidad, que en prisión sufrió la ausencia de la misma. Que una palabra en aquel tiempo a favor de los armenios era la muerte en el acto. Los susurros, evitar que supieran nuestras conversaciones, todo eso, me hace pensar que en el mundo que queremos vivir, necesitamos privacidad.

Sin duda, siempre cuando tienes una misión en la vida, que nace desde muy dentro de ti, hay un motor como este testimonio personal. ¿Se atreve a predecir cualquier cambio social motivado por nuestra realidad digital? Tal vez, ¿un nuevo concepto de lo que entendemos por vida privada?

Por supuesto, hay que decir a la gente que tienen que ser muy cuidadosos en el mundo digital. Por ejemplo, sobre cómo compartir su información, a quién se revela, etc. porque hay riesgos que no se pueden ni imaginar para la privacidad de los datos personales que te pueden perseguir en algún momento de tu vida, pero también quiero dar a la gente esperanza. Por lo general, la gente piensa que la vigilancia es tan desenfrenada ahora que no podemos pensar que vayamos a tener cualquier forma de privacidad en el futuro y eso simplemente no es cierto. Lo que quiero decir es que la gente no debe darse por vencida, ni entrar en este tipo de pensamiento porque es muy destructivo. Siempre tendremos privacidad, aunque pueda ser más difícil de lograr a veces y otras veces menos, pero les diría que no se rindan, que no miren las probabilidades de no tenerla. Recuerde la historia de mi abuelo que le acabo de contar. Si hubiera pensado en las probabilidades de liberarse y si hubiera hecho caso a aquellos que le dijeron que si estaba loco, no estaríamos hoy aquí hablando. Simplemente no va a suceder que no haya privacidad, y no se olvide de que también existen probabilidades de que se hagan cosas que aumenten la privacidad.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, en este sentido, quiero resaltar a sus lectores que hay ciertos conceptos relevantes, de los cuales se oye poco, como por ejemplo la “identidad centralizada” o “descentralizada”, que influyen en la privacidad. Se están sentando las bases para lo que se denomina “la identidad descentralizada”, que consiste en que grandes empresas como Microsoft, IBM… permiten a los individuos controlar su identidad y datos personales gestionados por estas empresas, en lugar de tener su identidad localizada en una base de datos centralizada como hacen Google o Facebook. En este sentido, la base de datos se movería a un lugar seguro, bajo el control del individuo que puede controlar cómo están identificando la información que da, así como contrarrestar el tipo de vigilancia que se pueda estar llevando a cabo. Lo digo como ejemplo de que no podemos rendirnos, piense en Apple y en su encriptación de extremo a extremo y cómo está creciendo a lo grande, y que también aumentarán el número de nuevas técnicas de protección, así que no hay que rendirse en relación a la privacidad. Hay que buscar maneras de proteger tu propia información, especialmente en el mundo online, en especial en estos tiempos de Covid donde todo es digital, y tomar algunas medidas para proteger tu identidad online, teniendo cuidado en esta área y sobre todo, reitero, no rendirse. El mundo de la privacidad es un mundo en crecimiento, en desarrollo.

¿Cree que la gente, a pesar de las advertencias sobre privacidad, da sus datos personales muy alegremente a todo aquel que le se los pide?

En líneas generales, le lleva tiempo a la gente aprender por qué necesitan tener un mayor control sobre su información y no sólo dejarlo en manos de otros y así, las empresas van teniendo un conocimiento adicional extra, por lo que conocer tu propia información es crítico. Tenemos políticas de privacidad desde el diseño, regulaciones sobre privacidad, acceso a la información que tienen las compañías de nosotros, y sabemos cómo los datos nos pueden afectar en manos de terceros. Podemos hacer todo esto. Pero también, por otro lado, muchas empresas disponen de certificados de privacidad, desde el diseño, y les ayuda. A mí me han dicho muchas empresas que les sirve para construir una relación comercial basada en la confianza con sus clientes.

¿La transparencia en la gestión de las políticas de datos personales ayuda?

Sí. Esta trasparencia con los datos personales, en realidad, como me reconocen las empresas, les beneficia porque tienen miles de datos personales, y la intervención de las personas (los titulares de los datos) les ayuda a catalogar los datos personales, actualizarlos, desecharlos, registrarlos… de manera que aumenta la calidad de la información…

Al tener las personas acceso a sus propios datos, realmente se produce una situación ganadora (“win-win”) para todas las partes involucradas, donde no se enfrentan los intereses de unos contra los de otro. De hecho, la privacidad desde el diseño y que se permita el acceso a los datos personales almacenados por las compañías a los propios interesados es sobre todo un juego en el que ganan todos, y no donde uno gana si el otro pierde, de suma cero. Las empresas ganan sobre la calidad de la información, y las personas, por tener control sobre la información que quieren compartir con las empresas.

¿En qué medida sus siete principios fundamentales de la privacidad pueden parar lo que parece una imparable tendencia a trasformar la noción de privacidad después de la aparición del Covid-19?

No voy a sugerir que este no es un momento difícil. Siempre que se tiene en frente una pandemia como el Covid-19 lo es, y los gobiernos tienden a querer aprovecharse y acceder a tu información, tu información personal. El miedo es libre, la gente está tan asustada que dicen que está bien que sea así, que si tienen que revelar su información que no hay problema, pues quieren estar seguros, saber quién tiene Covid y quién no. Contra esto he estado luchando fuertemente estos últimos tiempos y reamente no podemos aceptar esto. No sé si existirá en España, supongo que sí, pero en Canadá hay una App que rastrea los contactos que uno haya podido tener, en relación al Covid, que se basa en el marco Apple-Google, que protege totalmente la privacidad.

¿Por qué es bueno para la privacidad?

En primer lugar, un individuo puede elegir descargar la aplicación o no, que le enviará algo parecido a «notificación de exposición». Se le notifica que ha estado expuesto a alguien que está a dos metros de usted y que ha dado positivo en el test de Covid y la fecha. Después, en segundo lugar, este individuo luego decide qué hacer con esta información, si ir a su médico de cabecera o a las autoridades de salud. Apoyo esto totalmente porque desde el punto de vista de la privacidad es 100% efectivo.

¿Qué le diría a la gente sobre su privacidad en tiempos de pandemia?

Lo que trato de decirle a la gente cuando hago todas mis entrevistas con los medios de comunicación es que tenemos formas de proteger la privacidad y mejorar la protección contra el Covid, y en realidad podemos hacer ambas cosas, no se puede concebir una cosa contra la otra. De hecho, 300 epidemiólogos de todo el mundo, de 26 países, escribieron una carta abierta al gobierno de sus respectivos países y dijeron que, si los estados iban a involucrarse en la vigilancia para realizar pruebas de Covid, etc.… debían trabajar la privacidad en los métodos de notificación asociados con la vigilancia, pues de otro modo la gente no se conformará ni participará en los programas de vigilancia y será una estrategia condenada al fracaso. Por tanto, se pueden encontrar caminos para maridar salud pública y privacidad. Ambos aspectos son relevantes. Debemos descartar los juegos de suma cero, o de ganar o perder, de todo o nada. La privacidad no trata de eso, sino de que su preservación es buena, incluso en la estrategia de vigilancia de la salud pública, pues fomenta la participación de la gente (en las medidas de salud pública que incluyen aplicaciones y notificaciones digitales).

Por último, la gente debe comprobar si las App de vigilancia y notificación del Covid que se instalen están desarrolladas bajo el marco o los estándares de Google-Apple, porque al comienzo, por ejemplo, Australia e Inglaterra no lo hicieron bajo este marco, y apenas hubo gente que se la descargó, porque entendieron que no protegía su privacidad. Ya no es así, pues ambos países cambiaron hacia el marco de juego fijado por Apple-Google y, como resultado, la App tuvo mucho más éxito entre la población.

Alemania, por su parte, con este marco de Apple-Google desarrolló hace unos meses otra App, y a las 24h tuvo más de 6.5 millones de descargas y creo que han llegado a los 40 millones, porque Alemania tiene una excelente política de protección de datos personales. Alemania dijo a sus ciudadanos que no podía identificarles, que era imposible gracias al excelente desarrollo realizado por Apple y Google.

¿Puede ser la privacidad el instrumento para solucionar los problemas de desigualad que puedan generarse por el uso de datos (unas personas como contribuyentes netos de datos personales a las empresas, y otras, todo lo contario)?

Es muy buena pregunta, y no es una pregunta fácil de responder, porque dependerá de los sujetos, de las personas, y del uso que hagan de sus propios datos personales, y realmente mucha gente no hace nada al respecto, aunque espero que adopten alguna protección para protegerse a ellos mismos. A medida que las personas participen en actividades que puedan comprometer sus datos personales, y lo hagan aplicando una perspectiva de privacidad, esto puede tener un impacto significativo en términos del valor añadido que las personas pueden obtener del uso de las tecnologías digitales (sin que sean fuente de peligro para sus datos personales).

Insto a la gente a no quedarse en un segundo plano sino a participar en la protección de sus datos y no estoy sugiriendo que no deberían revelar sus datos, sino que se pregunten ellos mismos cuando se relacionan con empresas, cuando se interesan por lo que ofrece una empresa, si su información va a ser utilizada por éstas, para qué, etc., o si la van a entregar a terceros y, después, que les trasladen la pregunta a las empresas.

Por tanto, se trata de establecer una relación mutuamente beneficiosa entre personas y empresas, de modo que aquellas estén dispuestas a conocer más de las empresas, a interesarse por los bienes y servicios que ofrecen a los consumidores, es decir, a recibir información útil de las empresas, y estas, a cambio, se beneficien de contar con los consumidores (para hacer negocio con ellos protegiendo sus datos personales). En definitiva, se trata de animar a la gente a participar y tener voz para decir lo que quieren y lo que no quieren y esto servirá a sus necesidades enormemente.